🐱Cardiomiopatía hipertrófica felina

Una enfermedad grave y crónica que conviene conocer

La cardiomiopatía hipertrófica felina es una de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes y graves que puede padecer nuestro gato. Por eso os traemos éste artículo en el que podréis conocer en qué consiste, cómo detectarla, qué tratamiento tiene y cuáles son las razas felinas más propensas a padecerla.

¿EN QUÉ CONSISTE?

La cardiomiopatía hipertrófica consiste en el engrosamiento de la masa miocárdica del ventrículo izquierdo, reduciendo el espacio en ésta cavidad y por tanto también el volumen de sangre que el corazón puede bombear.

Ésto provoca que la sangre se acumule, provocando la activación del proceso de coagulación. Éste coágulo (trombo) desarrollado en la aurícula izquierda del corazón puede desprenderse y viajar por el torrente sanguíneo hasta arterias menores.
La obstrucción más común es la que sucede en la bifurcación aórtica, provocando la pérdida súbita del uso de las extremidades posteriores y el rabo, que quedan fríos, duros y con dolor (tromboembolismo).
Con tratamiento se puede recuperar la función, pero el riesgo de que vuelva a padecer otro episodio será muy alto.

Ésta patología también provoca hipertensión, sobre todo en gatos de edad avanzada, lo que puede desencadenar en la rotura de vasos sanguíneos, siendo los más perjudicados aquellos que irrigan el ojo, por lo que los animales que la padecen tienen probabilidades de tener desprendimiento de retina y por tanto de quedarse ciegos.

SÍNTOMAS

Los síntomas variarán según lo avanzada que esté la enfermedad.

Los síntoma más frecuentes serán la dificultad para respirar junto con vómitos. Notaremos además que nuestro gato se cansa y no tiene ganas de jugar ni de moverse. 

El animal se encuentra más apático, sin apetito y mantiene la boca abierta para poder respirar.

En el caso de que se produzca un tromboembolismo como hemos comentado anteriormente, el gato presentará flacidez o rigidez, con dolor y frialdad al tacto en las extremidades posteriores y la cola.

En ocasiones puede producirse la muerte súbita del gato.

DIAGNÓSTICO

En ésta enfermedad como en casi todas, es muy importante detectarla de forma temprana, antes de que aparezcan complicaciones, ya que el pronóstico será más favorable y el animal ganará en calidad y en cantidad su vida.

Para detectarla se puede recurrir a la ecocardiografía, que es la prueba con la que mejor se puede detectar, ya que radiografías y electros no son suficientes a no ser que la enfermedad esté ya muy avanzada.

TRATAMIENTO

Es importante saber que ésta enfermedad es crónica y progresiva, por lo que no desaparecerá a pesar del tratamiento.

En éste caso los medicamentos sólo reducirán los síntomas e intentarán alargar lo máximo posible la vida del animal.

Para ello se administrarán;

• Beta bloqueantes, que reducirán la frecuencia caradiáca cuando ésta se acelere demasiado.
• Diuréticos, para eliminar líquido que se acumule en el pulmón y en el espacio pleural.
• Bloqueantes del canal del calcio, que ayudan a relajar el músculo cardíaco.
• Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina. Provoca la vasodilatación y además reduce la carga en el corazón.
• Ácido acetilsalicílico, administrado en dosis muy bajas reduce el riesgo de tromboembolismo.

Y una dieta baja en sal ayudará a mantener controlado los niveles de sodio encargados de la retención de líquidos y la subida de tensión.

Procura que tu gato no esté sometido a un alto nivel de estrés y obsérvalo para detectar a tiempo cualquier signo de tromboembolismo.

RAZAS MÁS PROPENSAS A LA CARDIOMIOPATÍA HIPERTRÓFICA.

Cualquier gato puede padecer ésta enfermedad, sobre todo cuando llegan a edades muy avanzadas. Pero existen razas que son más propensas a padecerla como son;

• Siamés
• Persa
• Maine Coon
• Oriental
• Ocicat
• Mau egipcio
• Van Turco
• Ragdoll
• British Shorthair
• Devon Rex