🐱Atrofia retinal progresiva en gatos

Una de las causas más habituales de ceguera 

 

La atrofia retinal progresiva o PRA es una patología ocular que consiste en la degeneración de la retina hasta que el animal pierde totalmente la visión.

La enfermedad no aparece de repente, sino que como su nombre indica es progresiva, por lo que el gato irá viendo cada día un poco menos. Apenas es perceptible cuando el animal es joven, afectando más severamente cuando el gato ya es anciano.

La PRA puede afectar a la visión diurna, nocturna o a ambas, dependiendo de los receptores que sean afectados. Así el gato verá peor por la noche cuando las células afectadas sean los bastones, en el caso de que sean los conos los perjudicados, su visión será peor por el día, y si son ambas células no verá bien en ninguna circunstancia.

CAUSAS DE LA ENFERMEDAD

La APR puede ser hereditaria o adquirida;

• Hereditaria. Pueden ser de dos tipos; el que afecta al gen CEP 290 por el cual  para que el animal desarrolle la enfermedad tiene que haber heredado dos de éstos genes mutados. Si sólo tiene uno el gato será portador de la enfermedad y por tanto podrá transmitirla pero no padecerla.

La de éste tipo se da de forma más habitual entre las razas como el Abisinio, el Somalí y el Ocicat. Pero también se han encontrado mutaciones en el American Curl, Bengalí, Balinés, Color point Shorthair, Munchkin, American Wirehair, Cornish Rex, Javanés, Siamés, Singapur, Tonkinés y el Peterbald.

En cambio cuando el gen afectado es CRX no es necesario que existan dos de ellos mutados para que el animal desarrolle la enfermedad, con uno sólo será suficiente. Lo que se traduce en una descendencia con mayores probabilidades de padecer la enfermedad.

• Adquirida. Se ha observado la relación entre ciertos fármacos de tipo antibiótico como la fluoroquinolona y la orbifloxacina siempre cuando se mantienen durante un largo tiempo y en dosis altas.

Una deficiencia nutricional también puede causa una APR. como en el caso de dietas pobres en taurina; aunque en éstos casos se puede frenar la enfermedad si modificamos su alimentación.

SÍNTOMAS

• Dilatación de las pupilas
• Pupilas anaranjadas
• Mayor brillo en las pupilas
• Aparición de cataratas
• Dificultad para ver sobre todo objetos en movimiento

DIAGNÓSTICO

Deberás acudir al veterinario si detectas que tu gato no ve correctamente, allí podrán realizarle una electroretinografía y una prueba genética para detectar la enfermedad.

TRATAMIENTO

Para la Atrofia retinal progresiva de tipo hereditario la única solución que existe es la de detectar mediante una prueba genética la existencia de la mutación de los genes CEP 290 o CRX, y si da positivo en alguno de ellos no utilizar al gato para la cría.

Cuando es por un déficit de taurina, será suficiente incluírsela de nuevo en la dieta en cantidades suficientes.

Si es causada por la toma de antibióticos como la fluoroquinolona o la orbifloxacina será necesario suspender el tratamiento para evitar mayores daños.

Si nuestro gato está dentro del grupo de tipo genético, debemos conocer que poco a poco dejará de ver de forma correcta, pero eso no impedirá que tenga una buena calidad de vida, ya que al ser progresiva, avanza lentamente, de modo que nuestra mascota puede ir acostumbrándose poco a poco y adaptarse a su entorno, evitando fácilmente los obstáculos.

🐶 Smoky, una heroína de veinte centímetros

El perro más condecorado de las Fuerzas Armadas de EE.UU.

La historia de Smoky es el ejemplo de cómo hasta el más pequeño puede convertirse en héroe. Su coraje, simpatía y fidelidad fueron las armas de ésta legendaria perrita que consiguió salvar a doscientos cincuenta soldados y cuarenta aviones durante la Segunda Guerra Mundial.

 

La historia se sitúa en 1945 en plena Segunda Guerra Mundial. EE.UU había ordenado la invasión del Golfo de Lingayen en Filipinas, ya que había sido tomada por el ejército nipón, para ello contaron con la colaboración del ejército australiano e instalaron una base en el aeródromo. Pero el comandante japonés Tomouyuki  Yamshita no se lo puso nada fácil al general estadounidense Douglas MacArthur enviando continuamente aviones al aeródromo en el que se habían instalado.

Mientras sucedía ésto, más al sur, en Nueva Guinea una pequeña perrita de un año de raza York Shire de menos de dos kilos y de veinte centímetros, era descubierta sucia y desnutrida en unas trincheras por un sargento americano. En un principio pensó que podía ser la mascota de algún japonés, pero no había ninguna evidencia de que así fuera, ya que el animalito no respondía a ninguna orden en japonés, pero tampoco en inglés por lo que su origen sigue siendo un misterio.

Dare, el sargento que la había encontrado era muy aficionado al póker, y un día en el que no tenía más dinero para continuar la partida decidió vendérsela al soldado William Wynne por dos libras australianas.

A partir de éste momento nadie separaría jamás a Smoky de William. Así la pequeña perrita dormía siempre a su lado dentro de la tienda de campaña y comía de la misma comida que su propietario, al contrario que el resto de perros soldado que sólo comían pienso.

 

Smoky era una perra muy inteligente, y rápidamente aprendió un montón de trucos que hacían las delicias de la tropa. Algunos de sus trucos eran; deletrear su nombre recogiendo las letras que su dueño le indicaba, acompañar aullando a William mientras tocaba la armónica, andar por la cuerda floja o hacerse la muerta a la orden de "bang" mientras la señalaban con el dedo.

Durante dos años Smoky acompañó a las tropas Norteamericanas durante la Guerra del Pacífico, casi siempre colgada de la mochila de un soldado cerca de una ametralladora. También aprendió a descender en un paracaídas hecho a propósito para ella. Además cuando el ritmo en la batalla disminuía Smoky colaboraba con los ingenieros que trabajaban en el Golfo de Lingayen pasando cable telegráfico por un tubo corrugado de 20 cm de diámetro y 70 cm de largo, y fué precisamente éste acto con el consiguió salvar la vida de 250 soldados estadounidenses e impidió que se destruyesen 40 aviones de combate y reconocimiento.

Pero además Smoky también fué un perro de terapia para los soldados que se encontraban heridos en el hospital. Ésta actividad comenzó cuando su propietario contrajo el dengue y tubo que ser ingresado, Smoky fué llevada con él inmediatamente por sus compañeros, y una vez allí las enfermeras y pacientes quedaron prendados con la simpatía de la perrita, haciendo olvidar aunque tan sólo fuese por un breve espacio de tiempo sus dolencias, hubo quien dijo que Smoky era "un instrumento de amor".

Una vez que William fué dado de alta, la perrita le siguió acompañando en todas y cada una de las operaciones de guerra, así  compartieron vuelos de reconocimiento, misiones de rescate y saltos en paracaídas, soportando el ruido de las ametralladoras y de los ataques aéreos a los que Smoky no temía. También soportó el tifón Louise en Okinawa en octubre de 1945, y acompañó a William durante el bombardeo de los yacimientos petrolíferos en Borneo.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial y tras 18 meses de servicio, William regresó a su ciudad acompañado de su fiel compañera Smoky. William se casó en 1946 y trabajó como fotógrafo e investigador de la NASA, también colaboró con un periódico de Cleveland y fué además entrenador canino. 

Smoky por su parte se convirtió en toda una estrella en Hollywood  y en la televisión local, mostrando al mundo sus capacidades, como la de caminar por una cuerda floja con los ojos vendados. Pero además siguió ayudando a los soldados que seguían convalecientes de sus heridas de guerra visitándoles en los diferentes hospitales y animándoles en su recuperación.

El "cabo" Smoky, como fué nombrada, falleció el 21 de Febrero de 1957 mientras dormía, a la edad de catorce años, y su pequeño cuerpo fué enterrado en una caja de munición del calibre 30 mm.  

Pasados 48 años desde su muerte, el 11 de Noviembre día de los veteranos se inauguró una estatua en bronce en Cleveland Metropark en donde estaba enterrada. En el monumento podemos observar a Smoky metida dentro de un casco de tamaño natural. Y allí sigue a día de hoy descansando el perro más condecorado de las Fuerzas Armadas de EE.UU.

Años más tarde se hicieron otros diez monumentos en bronce en memoria de Smoky en otros tres continentes.