🐶Los perros contrabandistas
Conoce ésta antigua ocupación de los perros
Se trata de un trabajo del perro muy poco conocido, pero os contaremos cómo se desenvolvían éstos animales y de qué forma se les reclutaba.
El oficio de contrabandistas lo desempeñaron los perros desde el siglo XIV hasta principios del siglo XX.
Posteriormente debido a la utilización de vallas y otros medios de control además del surgimiento de protectoras de animales preocupadas por éstas prácticas, los contrabandistas dejaron de utilizar a los perros como ayudantes.
A éstos animales se les utilizaba sobre todo para pasar tabaco, drogas y alcohol, y para ello se les colocaban unas alforjas bien atadas con correas alrededor del cuerpo, de tal modo que fuese muy difícil que se les cayese.
Trabajaban durante la noche, cuando la oscuridad hacía que fuese más difícil detectarlos, y sobre todo si además les acompañaba luna nueva y había tormenta.
Los contrabandistas, al otro lado de la frontera, disimulaban mientras estudiaban el momento más oportuno, ya que los perros debían burlar a los guardias que vigilaban el otro lado junto a sus perros adiestrados oportunamente para atacar a todo aquel que pasase sin permiso.
La carga que transportaba cada perro dependía del porte del animal y su fuerza, pudiendo variar entre 3 y 30 libras.
Los perros debían ser animales rápidos e inteligentes para que no les atrapasen o los abatiesen disparándolos o fuesen cruelmente mutilados para evitar que continuasen con su labor.
Para no perder la carga en ninguno de éstos supuestos, éstos canes eran acompañados por otros congéneres libres de alforjas para darles ventaja en la carrera, los cuales estaban amaestrados para acudir y hacer presa sobre la mercancía en el caso de que sus compañeros cayesen por el camino o perdiesen el producto. De éste modo después de atraparlo lo llevaban al otro lado de la frontera en donde les esperaba un contacto encargado de descargarlos y mandarlos de regreso, cumpliendo así el objetivo.
El reclutamiento de los ayudantes de los contrabandistas se hacía buscando por los pueblos de alrededor a aquellos canes que pudiesen resultar más adecuados. Fue por ello que muchas personas denunciaron la desaparición de sus perros. De los que no importaba su raza, ni sexo y sí su edad, pues debían ser animales con buenos reflejos y rápidos a la carrera.
Los perros robados eran escondidos en naves o corrales donde posteriormente eran vendidos a los contrabandistas.
Para adiestrar a los perros éstas personas se servían del miedo y el castigo.
Así la primera lección que aprendían era la de no regresar hacia su antigua casa, pues los animales eran apaleados si así lo hacían, mientras que si volvían con los contrabandistas eran premiados, era la manera de asegurarse que se quedasen con ellos.
La segunda lección que debían aprender era la de huir de los guardias, y para ello sus adiestradores se vestían como ellos y atacaban con palos a los animales. Ésta forma nada ortodoxa conseguía que los pobres animales aprendiesen a evitar a los guardias que vigilaban la frontera.
Todos los perros realizaban el camino de ida y vuelta acompañados por los veteranos de los que aprendían antes de entregar alguna carga, pues sus nuevos dueños no estaban dispuestos a correr ningún riesgo.
De ésta forma y durante muchos años, éstos pobres perros estuvieron al servicio del ser humano, aunque en éste caso no colaboraron en una causa noble como en otras ocasiones y muchos de ellos sufrieron el maltrato de unas personas para las que sólo eran un medio para traficar y sacar dinero.
A pesar de todo, forma parte de la historia de nuestros amigos los perros, y por eso hemos querido que también lo conozcáis.
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