🐱Las brujas y los gatos
Historia y origen de un mito
En la antigüedad, los gatos estuvieron asociados a deidades de carácter femenino. Así por ejemplo, una de las más conocidas fué Bastet, diosa del Antiguo Egipto, conocida también como Baset, Baast y Ubaste. Al principio asociada con la guerra y posteriormente deidad protectora. Cuando va ligada a la diosa Isis se convierte en el alma de ésta y es tambien diosa de la música y del baile.
Para los celtas, los gatos representaban la fidelidad libre, pues el gato, a diferencia del perro, más dependiente, decide por su propia cuenta seguir al lado del ser humano sin pedir nada a cambio.
El gato además, era el Guardián del Inframundo o Mas allá, y creían que sus ojos eran capaces de ver a los espíritus.
En el Pueblo Galo, matar un gato se castigaba con pagar por el equivalente del valor de una oveja con su cordero o con la cantidad necesaria de trigo como para cubrir el cuerpo entero del animal desde la punta de la cola hasta la punta del hocico.
En Gales, la diosa Ceridwen, poseía dos gatos blancos que colaboraban con ella, y en Irlanda el gato estába relacionado con la diosa Eire, la cual le cedió un caldero lleno de secretos además del conocimiento.
En la mitología escandinava, Freya era la diosa del amor, la belleza, la lujuria y la fertilidad. Se la invocaba para asistir los partos, tener buenas cosechas y facilitar el amor. Pero también era una diosa guerrera que lideraba a las Valkirias. Representaba la libertad vital y la regeneración.
Surcaba los cielos sobre un carro tirado por dos gatos enormes llamados, Trjegul y Bygul.
Con la llegada del cristianismo, una religión patriarcal se decide acabar con todas aquellas religiones paganas de carácter más matriarcal y en las que como hemos visto, el gato y otros animales estaban directamente ligados a éstas deidades.
A principios del siglo XIII, el Papa Gregorio IX declaró que el gato era una criatura diabólica
Por eso, todas aquellas mujeres que en ésta época tuvieran un gato en la casa, eran objeto de sospecha por brujería, o lo que es lo mismo, de prácticas precristianas. Si además el gato era de color negro, ya no había ninguna duda al respecto, puesto que en la cultura occidental el color negro está asociado a lo maligno y a la muerte.
El gato de ésta manera pasaba a convertirse en el mismísimo demonio, en algún espíritu maligno a las órdenes de la bruja o directamente en la propia bruja transformada en gato para espiar a sus vecinos.
En muchas festividades religiosas, los gatos eran ejecutados públicamente en las plazas de los pueblos.
También se acostumbraba a emparedarles en las casas para propiciar la buena suerte.
Así en la Edad Media, cuando la plaga de peste que trajeron las ratas asoló Europa, ya no había a penas gatos para poder combatirla, lo que fue un auténtico desastre.
Los colonos llevaron al Nuevo Continente ésta superstición, y los gatos allí corrieron la misma suerte que en el Viejo Continente.
Ya en el siglo XVII los gatos volvieron a recuperar cierta tranquilidad, y poco a poco se recuperó el número de animales.
Muchos personajes de la aristocracia, se convirtieron en simpatizantes de éstos animales debido a su colaboración en la exterminación de roedores.
El Cardenal Richelieu fué uno de sus mayores admiradores, y llegó a rescatar y cuidar a docenas de ellos.
Aunque para los gatos negros, el cambio no fue tan rotundo, y aunque ya no se les quemaba en una hoguera, eran despreciados, y nadie quería cruzarse con uno de ellos por la calle, acusándoles de causar desgracias y ser los responsables de la mala suerte.
Y como decíamos al comenzar el artículo, a día de hoy, éstos preciosos animales siguen siendo impopulares y está demostrado que la mayoría de los gatos de los refugios o que no tienen hogar son de éste color.
La Edad Media, y la creencia en la malignidad de éstos gatos tendría que haber quedado en el pasado, y actualmente tratarlos con el respeto y el amor que merecen. Debemos apreciar su elegancia y toda la hermosura que parecen haber heredado de la noche.
Debemos darles la oportunidad de compartir sus vidas con nosotros.
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