🐶Miedo y estrés en los perros
Desencadenantes y consecuencias
En condiciones normales, es una herramienta de supervivencia por la cual el animal huye o se defiende frente a un peligro real en el que puede estar su vida en juego.
Pero cuando existe un temor que no corresponde con un peligro real, y si además, es constante a lo largo de la vida del animal, puede constituir un serio problema para su salud, y complicar enormemente la vida de su propietario.
Causas desencadenantes de miedo o estrés
Los perros pueden estresarse o sentir miedo frente a situaciones totalmente desconocidas para ellos. De ahí, la importancia de aprovechar el periodo de socialización para acostumbrar a nuestro perro a diferentes situaciones, como por ejemplo caminar tranquilo entre una multitud de personas, viajar en un vehículo, subirse en una escalera mecánica o caminar por un suelo deslizante.
Otra de las causas más frecuentes de estrés son los cambios de domicilio, incluso entrar en un lugar extraño en el que el animal no vea una salida fácil.
Un cambio en su rutina suele ser otro de los desencadenantes del estrés; así por ejemplo, si nuestra mascota se acostumbra a que nos vamos de casa por la mañana y volvemos a medio día, le resultará muy difícil de encajar que otro día nos vayamos por la tarde y regresemos por la noche.
Algunos miedos, son asociados a malas experiencias. Por ejemplo si nuestro perro un día al entrar al coche se hace daño, es posible que a partir de ese momento, desconfíe cada vez que le pidamos que entre.
No siempre los miedos son adquiridos, en algunas ocasiones pueden ser innatos, un ejemplo de ello sería el mantener al perro levantado a cierta altura sin apoyar las patas. Los perros no han nacido para volar, por lo que resulta sumamente incómodo para ellos.
Los ruidos estridentes o muy fuertes provocan pánico en muchos perros. En parte es debido a que tienen unos oídos muy sensibles y también a que la mayoría de las veces les pilla desprevenidos.
Los perros que permanecen durante muchas horas encerrados, sin salir al exterior también son propensos a sufrir de estrés, algo muy común en los perros de nuestras ciudades.
No se puede decir que existan unas razas más miedosas que otras, pero por lo general las razas de trabajo, como las que utiliza la policía o el ejército, tienen una menor sensibilidad ante los estímulos estresantes, mientras que los lebreles suelen ser más sensibles. Por lo que podríamos decir que existe también cierto factor genético.
En situaciones muy estresantes, muchos perros descargan sus glándulas anales, dejando una clara advertencia de peligro para cualquier perro que pase por allí tiempo después, lo que puede provocar miedo en éste nuevo animal sin conocer la causa.
Consecuencias del estrés o miedo en exceso
El miedo en los perros, puede dar lugar a problemas de comportamiento como la agresividad para tratar de defenderse o redirigida debida a la tensión que sufre.
También las fobias, constituyen un miedo exagerado a algo que en principio no representa ningún peligro.
La ansiedad por separación, es un tipo de estrés por la inseguridad del animal al quedarse sólo y también en parte a la ruptura de la rutina.
Algunos autores, creen que las esteriotipias en los perros como la persecución de la cola o el lamido recurrente y exagerado son debidas al estrés. En éste último caso los animales llegan a automutilarse, lo que podría estar asociado a la serotonina (hormona que provoca bienestar).
Produce problemas de eliminación, por lo que muchos perros frente a un estímulo estresante o que les asusta orinan o defecan sin poder controlarlo, provocándoles diarreas algunas veces.
Los perros sometidos a un fuerte estrés pueden sufrir dermatitis, caída excesiva del pelo e infecciones provocadas por bajada de las defensas.
Otros de los efectos del estrés son la coprofagia (ingestión de heces) y la alteración en el celo de la hembra.
Para evitar que vuestro perro sufra ataques de pánico o sea un perro infeliz debido al estrés, lo primero que debéis de hacer es manipularlo desde sus primeras semanas de vida y socializarlo correctamente desde el segundo al cuarto mes de vida con personas, animales, lugares y cualquier situación que se os ocurra. Procurar no cambiarle la rutina, ellos se acostumbran al horario que les marquemos.
No los tengáis en casa durante horas sin hacer nada, salir a la calle con ellos y estimularles mediante el juego o el deporte.
En el caso de que vuestro perro ya tenga miedos o algún tipo de fobia, es conveniente que busquéis un educador canino para que os ayude a solucionarlo.
Si os ha gustado, no os perdáis nuestra siguiente entrada.
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