🐱 Síndrome del hígado graso en gatos
Una enfermedad grave y muy común
El síndrome del hígado graso o lipidosis hepática felina es una enfermedad que afecta a un buen número de gatos en todo el mundo. Se trata de una patología grave que si no se trata a tiempo puede resultar mortal.
En éste artículo podrás aprender en qué consiste, los síntomas, los distintos tipos que existen, cuáles son los factores de riesgo, cómo prevenirla, cómo diagnosticarla y cuál es el tratamiento.
El síndrome del hígado graso en gatos se debe a la acumulación excesiva de triglicéridos en el interior de los hepatocitos, o dicho de una forma más sencilla, a la acumulación de grasa en el hígado.
TIPOS DE LIPIDOSIS HEPÁTICA
- Primaria o idiopática. También es conocida como lipidosis hepática primaria. Y es debida a una alteración en el metabolismo, pero como su nombre indica se desconoce la causa que la provoca.
- Secundaria. Es la más común, y es una consecuencia de otras enfermedades como la diabetes, la pancreatitis, el hipotiroidismo, infecciones o una enfermedad inflamatoria intestinal.
Los síntomas van ha estar asociados al daño que sufre el hígado, propiciando la acumulación de toxinas, y por tanto también generando daños en el sistema nervioso.
Los signos más frecuentes son:
- Falta de apetito
- Pérdida de masa muscular
- Adelgazamiento
- Apatía
- Diarrea
- Vómitos
- Deshidratación
- Ictericia (coloración amarilla de las mucosas)
- Alteraciones neurológicas
- En el caso de lipidosis hepática secundaria aparecerán los signos propios de la enfermedad que la ha causado.
- Dieta. El consumo excesivo de grasas e hidratos de carbono puede ser uno de los desencadenantes.
- Estrés. Es una de las causas más importantes, ya que el estrés crónico hace que desciendan de forma brusca los niveles de glucosa y causan una disminución en la secreción de insulina y un aumento en la producción de glucagón. Todo ello produce lipidosis y liberación de ácidos grasos libres en la circulación sanguínea, y de ésta forma llegan al hígado en donde se almacenan en forma de triacilglicéridos.
- Obesidad. Cuando hay obesidad la insulina es incapaz de de suprimir la lipólisis, y por eso el riesgo de lipidosis se incrementa. Y aunque todos los gatos obesos no tienen porqué padecer ésta enfermedad, si que en el caso de que dejen de comer o reduzcan su ingestión durante al menos una semana tendrán más facilidad para padecerla.
- Anorexia o hiporexia. Los gatos son muy propensos a dejar de comer (anorexia) o a reducir su ingesta de nutrientes (hiporexia) cuando están enfermos e incluso cuando están estresados. Al dejar de comer durante un tiempo superior a una semana la grasa corporal se moviliza hacia el hígado para convertirse en energía, y esa energía es acumulada por los adipocitos en forma de triacilglicéridos hepáticos.
PREVENCIÓN
No es posible prevenir todas las enfermedades que pueden desembocar en síndrome de hígado graso, pero sí que podemos evitar algunas de las causas desencadenantes controlando la dieta de nuestro gato, dándole comida sin exceso de grasa o hidratos de carbono, o motivarle para que realice ejercicio, ofreciéndole un ambiente en el que pueda jugar y estar tranquilo cuando lo necesite.
Además con una revisión veterinaria anual se pueden detectar muchas enfermedades, por lo que nunca estará de más.
El veterinario realizará el diagnóstico mediante una analítica que incluirá hemograma, leucograma y bioquímica. Se hará también un análisis de orina, una radiografía para observar si el hígado está más grande de lo normal y una ecografía para descartar otras patologías. Mediante una citología el veterinario podrá apreciar si hay infiltración de grasa en el citoplasma de los adipocitos. Y en algunos casos se puede realizar también una biopsia de páncreas, hígado y duodeno.
El tratamiento será distinto dependiendo del tipo de lipidosis, así si es secundaria se pautará un tratamiento para curar la enfermedad que la ha causado.
En el tratamiento de ésta enfermedad además de los fármacos se incluye la hidratación del animal, y para ello el gato quedará ingresado y se le administrarán fluidos por vía intravenosa. También se procederá a alimentar al gato mediante un alimento específicamente formulado para gatos convalecientes de gran palatabilidad y digestibilidad, pudiéndole ofrecer también jamón york, pollo cocido, atún o sardinas para despertar su interés por la comida. Pero si no comiese de ningún modo no quedaría más remedio que sondarle para alimentarle.
El síndrome de hígado graso es una patología muy grave, y la vida de nuestro gato dependerá de un diagnóstico precoz y de un tratamiento adecuado.
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