🐶 Smoky, una heroína de veinte centímetros
El perro más condecorado de las Fuerzas Armadas de EE.UU.
La historia de Smoky es el ejemplo de cómo hasta el más pequeño puede convertirse en héroe. Su coraje, simpatía y fidelidad fueron las armas de ésta legendaria perrita que consiguió salvar a doscientos cincuenta soldados y cuarenta aviones durante la Segunda Guerra Mundial.
La historia se sitúa en 1945 en plena Segunda Guerra Mundial. EE.UU había ordenado la invasión del Golfo de Lingayen en Filipinas, ya que había sido tomada por el ejército nipón, para ello contaron con la colaboración del ejército australiano e instalaron una base en el aeródromo. Pero el comandante japonés Tomouyuki Yamshita no se lo puso nada fácil al general estadounidense Douglas MacArthur enviando continuamente aviones al aeródromo en el que se habían instalado.
Mientras sucedía ésto, más al sur, en Nueva Guinea una pequeña perrita de un año de raza York Shire de menos de dos kilos y de veinte centímetros, era descubierta sucia y desnutrida en unas trincheras por un sargento americano. En un principio pensó que podía ser la mascota de algún japonés, pero no había ninguna evidencia de que así fuera, ya que el animalito no respondía a ninguna orden en japonés, pero tampoco en inglés por lo que su origen sigue siendo un misterio.
Dare, el sargento que la había encontrado era muy aficionado al póker, y un día en el que no tenía más dinero para continuar la partida decidió vendérsela al soldado William Wynne por dos libras australianas.
Smoky era una perra muy inteligente, y rápidamente aprendió un montón de trucos que hacían las delicias de la tropa. Algunos de sus trucos eran; deletrear su nombre recogiendo las letras que su dueño le indicaba, acompañar aullando a William mientras tocaba la armónica, andar por la cuerda floja o hacerse la muerta a la orden de "bang" mientras la señalaban con el dedo.
Durante dos años Smoky acompañó a las tropas Norteamericanas durante la Guerra del Pacífico, casi siempre colgada de la mochila de un soldado cerca de una ametralladora. También aprendió a descender en un paracaídas hecho a propósito para ella. Además cuando el ritmo en la batalla disminuía Smoky colaboraba con los ingenieros que trabajaban en el Golfo de Lingayen pasando cable telegráfico por un tubo corrugado de 20 cm de diámetro y 70 cm de largo, y fué precisamente éste acto con el consiguió salvar la vida de 250 soldados estadounidenses e impidió que se destruyesen 40 aviones de combate y reconocimiento.
Una vez que William fué dado de alta, la perrita le siguió acompañando en todas y cada una de las operaciones de guerra, así compartieron vuelos de reconocimiento, misiones de rescate y saltos en paracaídas, soportando el ruido de las ametralladoras y de los ataques aéreos a los que Smoky no temía. También soportó el tifón Louise en Okinawa en octubre de 1945, y acompañó a William durante el bombardeo de los yacimientos petrolíferos en Borneo.
Smoky por su parte se convirtió en toda una estrella en Hollywood y en la televisión local, mostrando al mundo sus capacidades, como la de caminar por una cuerda floja con los ojos vendados. Pero además siguió ayudando a los soldados que seguían convalecientes de sus heridas de guerra visitándoles en los diferentes hospitales y animándoles en su recuperación.
Pasados 48 años desde su muerte, el 11 de Noviembre día de los veteranos se inauguró una estatua en bronce en Cleveland Metropark en donde estaba enterrada. En el monumento podemos observar a Smoky metida dentro de un casco de tamaño natural. Y allí sigue a día de hoy descansando el perro más condecorado de las Fuerzas Armadas de EE.UU.
Años más tarde se hicieron otros diez monumentos en bronce en memoria de Smoky en otros tres continentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario